La inflamación de bajo grado es un término que se utiliza para describir un estado de inflamación crónica de baja intensidad en el cuerpo. A diferencia de la inflamación aguda, que es la respuesta del sistema inmunológico a una lesión o infección, la inflamación de bajo grado puede persistir durante períodos prolongados de tiempo sin síntomas evidentes.
Esta condición puede estar causada por diversos factores, como la dieta, el estilo de vida sedentario, el estrés crónico, la falta de sueño, el consumo de tabaco y el exceso de peso. Esta condición se ha asociado con enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, la enfermedad cardiovascular, la artritis, enfermedades autoinmunes en general y algunas formas de cáncer.
Para reducir la inflamación de bajo grado, se recomienda adoptar hábitos alimentarios saludables que incluya una dieta rica en nutrientes esenciales a partir de la incorporación de alimentos reales y omitir de ella sustancias o productos inflamatorios así como la práctica regular de ejercicio físico, manejo del estrés y asegurar un adecuado descanso.